Ayuntamiento de La Puebla de Almoradiel

El municipio y Ayuntamiento de La Puebla de Almoradiel se encuentran en la provincia de Toledo de la Comunidad Autónoma Castilla-La Mancha. Le separan de Madrid  138 kilómetros y de su capital Toledo, 92 kilómetros.

Una fortaleza celta próxima pudo ser su origen. Habitada luego por romanos, visigodos, mozárabes y la tribu de los Almorávides se abandona para emplazarse en su actual ubicación. A mediados del siglo XII esta pequeña aldea pertenece a la Orden de Santiago y San Juan hasta que en el año 1243 el maestre don Alfonso Méndez le da carta de población y se convierte en Villa. Origen de importantes linajes, esta población presume de ser quizás el lugar que en el Quijote se cita como  “En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme…”

El paisaje corresponde a La Mancha Toledana, una inmensa llanura con escasos cerros y atravesada por lagunas, ríos, charcas y arroyuelos. Prevalece la vegetación esteparia con espartales y matorrales entre pinos, madroños y álamos blancos. El rio Cigüela, afluente del Guadiana y de aguas salinas, acoge diferentes especies de aves que anuncian la proximidad de las Tablas de Daimiel. A lo largo de su cauce se descubren los restos de antiguos molinos harineros donde imaginamos se reunían las gentes de sus alrededores para regresar con el pan a sus hogares.

Los monumentos del Ayuntamiento de La Puebla del Almoradiel ensalzan la religiosidad por su dedicación a santos y vírgenes. Así son ejemplos la ermita de Nuestra Señora del Egido, templo renacentista del siglo XVI y de una sola nave con planta rectangular, la ermita de Santa Ana de estilo renacentista-barroco que presenta una planta de cruz latina, la iglesia de San Juan Bautista con la armonía de sus estilos variados y añadidos a lo largo de su construcción, la ermita de San Isidro, la ermita del Santísimo Cristo de la Salud y la Virgen de Palomares.

Y acompañando a esa devoción popular en festejos y alabanzas,  imprescindible citar a la gastronomía típica de La Mancha, sencilla pero con una diversidad enumerada en el Quijote con más de 150 platos como la caldereta de cordero o las migas.