Existe un Parque Natural llamado Cabañeros ubicado en la zona norte de la Península, una zona que pocos conocen y que ostenta el título de ser el menos visitado de toda España. Apenas recibe unos 100.000 visitantes anuales, algo ínfimo si se tiene presente que la media es de 4 millones de visitantes en cualquier parque natural.
No obstante, ello no es un hándicap, sino una oportunidad única para visitarlo. Hay menos masificación de gente y se podrá admirar la belleza del lugar sin aglomeraciones. Y si te estás preguntando si vale la pena hacer turismo allí, la respuesta es un sí rotundo.
El Parque Natural de Cabañeros
El lugar tiene un don especial, pues si bien antes de llegar vamos atravesando un bosque montañoso de vegetación predominantemente seca, cuando entramos en los condominios del parque nos topamos con un ambiente muy distinto. Lo primero que vemos es una cascada colosal que salpica todo el entorno con gotas húmedas en forma de lluvia, una auténtica delicia para el senderista.
Los senderos transcurren entre preciosos paisajes de bosques mediterráneos, con encinas y rebollares salpicados a lo largo de toda su extensión. De forma esporádica, podemos también admirar flora típica del Atlántico como el abedul o el tejo. Al final del camino, podremos coronar el Rocigalgo, un monte de 1.450 metros de altitud donde podremos disfrutar del fantástico mirador que allí se ubica.
Cómo es el sendero de Cabañeros
Nada más comenzar el paulatino ascenso, nos veremos rodeados de olorosas jaras que se presentan ornamentadas con brezos y enebros. No tardaremos mucho en llegar al arroyo de La Arañosa, dando así inicio a un cambio radical en la vegetación que se entregará al frescor y las tupidas sombras de los sauces y los arces. A media distancia, podremos admirar formaciones rocosas erosionadas donde habitan buitres negros y buitres leonados, muy fáciles de ver en casi cualquier época del año.
Tras una hora de camino aproximada, llegamos a la meseta donde se ubica el pueblo de Los Navalucillos, sita anexa a una presa. El sendero ahora se empina de forma sustancial, haciéndonos atravesar la zona del Chorro, un rincón dibujado con frondosas copas de árboles, mucho frescor natural en el ambiente y el cristalino sonido de la catarata de 20 metros que alberga en su centro. Dicha catarata es una parada obligatoria en el camino, una auténtica joya oculta en el corazón de tan bello lugar.
Toda la zona se entrega a una exuberante flora compuesta de helechos y pedregales de cuarcita, todo ello regado con una lluvia que flota en el aire de forma perenne.
Más allá de esta zona mágica, el sendero ofrece una continuación para los más atrevidos, conduciendo hacia la Chorrera Chica. Dicho lugar consiste en una nueva catarata de igual envergadura que la anterior aunque incluso más hermosa aún si cabe, pues el entorno que la acoge se dibuja cual anfiteatro de rocas. Un auténtico regalo para los sentidos, sin lugar a dudas.
Un Parque Natural toledano con mucho que ofrecer
Los Montes de Toledo son garantía de éxito asegurado si viajas allí. Su privilegiado entorno y fantásticos senderos combinan perfectamente con la gastronomía del lugar, destacando sus guisos, y las famosísimas migas con huevos fritos servidos en cazuelas artesanales de barro. Si eres más de carne, el venado que te ofrecerán en los restaurantes y mesones del lugar te embriagará con su fuerte sabor y ternura al masticar.
Desde ayuntamiento.es, seguiremos ensalzando la belleza los rincones pocos conocidos que nuestra querida España ofrece al turismo.