La SD Huesca ha finalizado la temporada de liga de segunda división de la mejor forma posible y por la puerta grande, esto es, no solo ascendiendo a primera división, sino adjudicándose el título de liga en su categoría.
Es la primera vez que la SD Huesca se proclama campeón del preciado trofeo, que esta vez, selló con sendas victorias ante el Numancia -la semana anterior- y ante el Sporting en su propio campo (0-1), ayer. Fue un partido pleno de emoción hasta los últimos minutos, pues para ser campeones, el SD Huesca requería no solo ganar al Sporting, sino que el Albacete se impusiera al Cádiz, un hecho que acaeció tras el gol de Maikel Mesa en el minuto 90 de penalti, un tanto que festejaron al unísono tanto los manchegos como los oscenses, ya que ellos lograban así la continuidad en Segunda, mientras que los comandados por Míchel subían de categoría a la división de honor.
Este logro debe contemplarse como un arduo trabajo a lo largo de todo el campeonato, especialmente en el decisivo tramo final. Míchel cambió drásticamente la titularidad de los once que iban a jugar contra el Sporting, pues teniendo a Doukouré, Insua, Josué Sá y Luisinho de baja por lesión, solo pudo contar con Galán, Pulido y Rafa Mir como repetidores de los que jugaron ante el Numancia. El resto de los jugadores iniciales eran todos nuevos, destacando a un Nwakali que palpó la primera titularidad como azulgrana. Yáñez tuvo la labor de ser el guardameta, mientras que la defensa la integró Miguelón y Datkovic, apoyándose Eugeni y Cristo en el centro y con Raba y Mboula como extremos.
Los primeros minutos de partido fue un continuo combate en el que la pelota pasaba de un bando a otro hasta que, poco a poco, hasta que los azulgranas asentaron su supremacía para tomar la iniciativa y el peligro. Mboula fue el que inauguró el primer chute a puerta, que aunque salió desviado, ya avisaba de sus intenciones, un hecho que sucedió minutos más tarde cuando Cristo remató ante un acertado Mariño que salvó su portería con una gran estirada.
El dominio de los visitantes fue constante y sólido, haciendo gala de una línea defensiva adelantada, cual símbolo de confianza en su juego. En lo relativo al ataque, Eugeni, Mboula y Cristo mostraban sus dientes con sed de gol en el área contraria, que tuvieron que recurrir a plegar sus líneas defensivas para poder frenarlos. Con ese ritmo se llegó al descanso de la primera parte en un empate a cero que sabía a poco para los oscenses, pero muy sufrido para los del Sporting, que empezaban a sentirse inquietos y nerviosos por el alto empuje mostrado por el equipo visitante.
La segunda parte comenzó con la misma garra. El primer cambio del Huesca se produjo en el transcurso de unos pocos minutos tras la sanción de Rafa Mir con una tarjeta amarilla, quien fue sustituido por Okazaki. El reloj iba dejando caer los minutos, y la igualdad fue asentándose poco a poco en el sistema de juego, con ambos conjuntos centrados en abrazar un empate a cero antes que recibir un gol. Había aproximaciones a las respectivas áreas, mas de forma inocua y sin peligro para los porteros. Destacó una intervención de Cristo, que chutó un cañonazo que se perdió por encima del travesaño, así como la internada que efectuó Gaspar rumbo a un posible gol pero que fue invalidada por fuera de juego.
Pero el SD Huesca lo tenía claro. No quería un empate, sino luchar por el trofeo. Quería ganar el partido. Renovó la plantilla e ingresó a Rico, Ferreiro y otro de los habituales, Sergio Gómez, logrando así obstaculizar la creación de juego del Sporting. Y entonces sucedió. Javi Fuego perdió el balón que recuperó Rico para pasárselo a Cristo, quien encabezó un contraataque apoyándose en Okazaki. En el área, el canario Sergio Gómez no dudó a la hora de enfrentarse al guardameta rival a quien, con un chute preciso, lo superó. El marcador se había inaugurado: 0-1 para el SD Huesca.
Lejos de replegarse con ese marcador a favor, el Huesca insistió en su ataque para dañar aún más a su presa herida, aunque el Sporting no dio su brazo a torcer consciente de que solo le bastaba un gol para volver a asentar el empate en el marcador. El VAR intervino para evaluar un posible penalti sobre Okazaki, mientras que Juan Carlos tuvo en sus botas marcar el segundo gol a favor de Huesca, al igual que un Sergio Gómez que se lamentaba por una situación clara de gol. Justo entonces, llegaban noticias desde el Ramón de Carranza: el Albacete estaba ganando su partido, lo que convertía al Huesca en campeón liga.
A partir de ahora, al Huesca le toca escribir su nueva historia en la Primera División.