El Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) es un impuesto que grava el consumo (compras y ventas). Según la Agencia Tributaria ‘grava las entregas de bienes y prestaciones de servicios efectuadas por empresarios y profesionales, las adquisiciones intracomunitarias y las importaciones de bienes’.
El IVA se cobra a todos los ciudadanos por igual ya que no tiene en cuenta la condición económica individual, por lo que se denomina como un ‘impuesto regresivo’, siendo además un ‘impuesto indirecto’ ya que grava la producción, el tráfico o el consumo. Finalmente, son los consumidores los que asumen el IVA, pagando un porcentaje sobre el precio del producto o servicio.
En la Unión Europea se ha regulado que todos los miembros establezcan un porcentaje mínimo para el IVA del 15%. En España, el IVA general actual es del 18% (para todos los productos y servicios por defecto), el reducido del 8% (alimentos en general, servicios funerarios, dentistas, viviendas…) y el superreducido del 4% (alimentos de primera necesidad, VPOs, libros, periódicos y revistas no publicitarios, sillas de ruedas y medicamentos).
El IVA se va acumulando durante toda la cadena de venta, y todos los participantes en ella deben pagar el impuesto. El IVA pagado al comprar se denomina ‘IVA soportado’ y el IVA cobrado ‘IVA repercutido’. Dado que el IVA lo asume el cliente final, los comerciantes pueden deducirlo de sus declaraciones restando el IVA soportado del repercutido, pagando sólo esa diferencia.