Ayuntamiento de Velefique

Velefique, historia y tradición en la Sierra de los Filabres

Velefique es uno de esos pueblos que parecen escondidos en la montaña, como un tesoro esperando ser descubierto. Se encuentra en la comarca de Los Filabres-Tabernas, al norte de la provincia de Almería, rodeado de sierras abruptas y paisajes que combinan historia, tradición y naturaleza. A pesar de su reducido número de habitantes —alrededor de 290 vecinos en la actualidad—, conserva una riqueza cultural y patrimonial que lo convierten en un lugar de interés para quienes buscan conocer la esencia de los pueblos almerienses.

Origen del nombre y primeros pobladores

El nombre de Velefique tiene un origen curioso. Procede del latín vallis fici, que significa “valle de la higuera”. Con el paso de los siglos, la denominación fue cambiando hasta quedar en la forma actual. Y no es casualidad: las higueras, junto a los morales y otros cultivos, formaban parte del paisaje tradicional de este rincón serrano.

Los primeros vestigios de población apuntan a épocas muy antiguas, pero fue durante la dominación musulmana cuando Velefique adquirió relevancia. En el siglo VIII llegaron los bereberes de la reina La Kahina, y con ellos se asentaron comunidades de mozárabes que convivieron durante siglos. Más tarde, en tiempos de Almanzor, el pueblo se convirtió en refugio de los jarichíes, una secta musulmana perseguida en Córdoba que halló aquí un lugar seguro. Aquella herencia singular marcó para siempre su historia.

El santón de Velefique

De este ambiente espiritual surgió Sidi Abu Ishaq Ibrahim ibn al-Havy, nacido en 1158. Fue un sabio, místico y poeta venerado en toda Almería, al que se atribuyen milagros y la construcción de fortificaciones, aljibes y mezquitas en la sierra. Su figura trascendió hasta Marruecos, donde murió en 1219 y fue enterrado con honores. Su legado espiritual y literario convierte a Velefique en un lugar único dentro del mundo islámico medieval.

Conquista, moriscos y repoblación

La historia del pueblo dio un giro en 1488 con la entrada de los Reyes Católicos. Como en otros lugares de Almería, Velefique pasó a depender de señoríos, en este caso el del Conde de la Puebla del Maestre. La convivencia entre cristianos viejos y moriscos fue frágil: a finales del siglo XVI, la rebelión de los moriscos en las Alpujarras también afectó a esta sierra, con iglesias quemadas, casas arruinadas y una gran parte de la población expulsada en 1570.

Para repoblar el municipio, se trajeron nuevas familias desde otras zonas, aunque la recuperación fue lenta. El Libro de Apeo de 1571 da cuenta de los primeros repobladores, sus casas y sus cultivos. Desde entonces, Velefique trató de rehacerse, apostando por la agricultura, la ganadería y la industria de la seda, basada en los morales que abundaban en sus montes.

Patrimonio de interés

Aunque el paso del tiempo y los avatares históricos han dejado huellas de destrucción, el patrimonio de Velefique sigue siendo un testigo vivo de su pasado:

• Iglesia de Santa María de la Asunción: levantada en el siglo XVII tras la destrucción del templo anterior. Su torre data de 1734 y en su interior se conserva una imagen de la Purísima atribuida al taller de Alonso Cano.

• Castillejo de Velefique: ruinas de un antiguo hábitat fortificado que recuerdan su importancia defensiva en época musulmana.

• Calles y casas tradicionales: el entramado urbano, de calles empinadas y estrechas, conserva la esencia morisca.

• Entorno natural: enclavado en plena Sierra de los Filabres, ofrece parajes de gran belleza y miradores con vistas espectaculares.

Tradiciones y gastronomía

La cocina velefiquera es contundente y sabrosa, fiel a la tradición de los pueblos de montaña. Entre sus platos destacan las migas, el puchero, el trigo guisado, los gurullos (pasta casera con carne y caldo), el choto a la pastoril o la fritada de sangre. En repostería, no faltan los turrones, talvinas, almendrados y suspiros, recetas transmitidas de generación en generación.

En cuanto a las fiestas, el patrón San Roque centra buena parte de la devoción local, con celebraciones religiosas y populares en torno a su parroquia. Como en tantos municipios almerienses, no faltan las romerías, verbenas y comidas colectivas que refuerzan el sentimiento de comunidad.

Velefique hoy

A mediados del siglo XX, como ocurrió en muchos pueblos de la sierra, Velefique sufrió un fuerte proceso de emigración. Muchos jóvenes marcharon hacia Barcelona, la capital almeriense o incluso países europeos en busca de oportunidades. Hoy, la población se mantiene sobre todo con pensionistas y vecinos que resisten en la sierra, orgullosos de su historia.

El futuro de Velefique pasa por el turismo rural, un sector que poco a poco está atrayendo visitantes interesados en la tranquilidad de la sierra, la historia islámica, las rutas de senderismo y la gastronomía local. El esfuerzo del Ayuntamiento en mejorar infraestructuras —como la piscina, instalaciones deportivas o el acceso por carretera— demuestra el empeño por mantener vivo este enclave.

Velefique es, en definitiva, un lugar donde se respira historia y tradición, un pueblo serrano que guarda la memoria de sus antepasados y que abre sus puertas a quienes quieran descubrir un rincón auténtico de Almería.