Desde hace ya unos años, las grandes urbes se enfrentan al creciente problema de dar un acceso a la vivienda factible para las nuevas generaciones, los más jóvenes, que al tener ingresos bajos se topan con una situación muy complicada e incluso desesperante. La balanza deja bien claro cuáles son los problemas que más pesan: la incipiente precariedad laboral y los elevados precios del alquiler, unos hechos que derivan en la imposibilidad de encontrar una vivienda donde vivir de forma digna.
En las últimas encuestas hechas a pie de calle, se entrevistó a ciudadanos de diferentes edades y condiciones sociales, reuniendo un reportaje estadístico bastante clarificador al respecto. El estudio se efectuó en diversos núcleos de grandes ciudades españolas.
La conclusión final es que es extremadamente complicado encontrar un lugar con condiciones de habitabilidad decentes, pues la mayoría de las veces los inquilinos deben resignarse a estar en viviendas mal cuidadas o en precarias condiciones, o como muchos definen, un zulo. Son apartamentos extremadamente pequeños diseñados a modo de estudio, con un salón que hace las veces de dormitorio y cocina, además de un pequeño cuarto de baño anexo. Un área habitable muy pequeño pero por un precio que, según se contrasta a los años anteriores, es totalmente abusivo.
Nuevos requisitos que los propietarios solicitan para los alquileres
La precariedad laboral y el desajuste económico causado por la pandemia del COVID-19 ha desembocado en que los propietarios, temerosos de que sus posibles inquilinos no puedan pagarles la renta, soliciten requisitos de una exigencia extrema. Es el caso de varios anuncios que se pueden ver en páginas referentes de alquiler como idealista, donde pisos de apenas 25 metros cuadrados solicitan para entrar a vivir en régimen de alquiler, requisitos tales a:
- Alquiler de 350 euros mensuales
- Disponer de un patrimonio mínimo de 40.000 euros (demostrable con un certificado bancario)
- Estar contratado y llevar una antigüedad mínima de 5 años en la empresa.
- Tener un sueldo que como mínimo sea de 1.700 euros netos al mes.
- Entregar al menos 3 cartas de recomendación de otros propietarios con los que se haya estado alquilando.
- Que el individuo tenga mínimo 40 años.
- Este caso de Barcelona capital no es tan extremo, pues son muchas las variantes similares a esta las que se barajan. Pisos de 60 metros cuadrados pero con alquileres que se disparan ya a los 600 euros, otros que piden aval para poder alquilar (requisito típico de una hipoteca para comprar), y restricciones de edad que dejan fuera del mercado a los más jóvenes.
Cada vez menos diferencias entre ciudades
Si bien antes era notoria la diferencia de precios entre grandes urbes como Madrid o Barcelona respecto a otras no capitales, el mercado de alquiler de viviendas se está moviendo al alza en este último grupo, acercándolo al primero. Los requisitos cada vez son más restrictivos, los precios por metro cuadrado se disparan y -en definitiva- menos gente puede independizarse.
Regulación del precio del alquiler
Desde antes de la pandemia, se puso sobre la mesa del Gobierno un planteamiento para regular los precios de alquiler de pisos con el fin de evitar este tipo de desbarajuste. Se planteaba no solo marcar una cota máxima según los metros cuadrados y la ubicación de la vivienda, sino también los requisitos a presentar por los inquilinos y determinadas herramientas legales para que los propietarios pudieran tener un mínimo de seguridad en caso de impagos.
Empero, tras la crisis económica mundial ocasionada por la pandemia, el proyecto continúa en modo borrador y sin definir. Son varias las asociaciones que han alarmado ya de que este hecho no puede obviarse. Denuncian el abuso de algunos propietarios que simplemente se dejan llevar por la ola de subida de precios por verla favorable para sus intereses sin tener en cuenta que la situación actual que vivimos.